martes, 2 de febrero de 2016

Por qué te miro así

Me preguntas, bendito ingenuo, por qué te miro así.Y ahora te cuento mis motivos;
a veces basta uno sólo, pero otras veces varias razones confluyen y se entremezclan.
He aquí mis por qués, o más bien mis para qués: te miro para conocerte, admirar tu belleza y recordarte.

Te miro para tratar de descifrarte, de adivinarte, de conocerte, a través de tus rasgos: una mirada profunda y tierna, melancólica, enigmática…una sonrisa inteligente, irónica, sincera, alegre o triste; tienes alguna arruga a los lados de la boca, será que ríes con frecuencia; si la tienes en la frente, te preocupas demasiado; llevas pendientes, eres atrevido..llevas el pelo largo y revuelto, serás algo descuidado, nada presumido: no malgastas el tiempo en cosas superficiales que no merecen la pena.

Te miro, simplemente, para admirar tu belleza: como se contempla una obra de arte, unas montañas nevadas, o un cielo estrellado…dejando que se me venga toda de golpe y me seduzca, que me envuelva; entregándome sumisamente en sus brazos, siendo suya por unos instantes, adorándola, amándola intensamente por existir, y fervientemente agradecida por traerme la calma de espíritu y el consuelo que nada más puede proporcionarme.

Te miro para recordarte, para grabar en mi mente cada detalle de tu rostro, cada lunar, los hoyuelos…el tono de tu piel y su textura, el grosor de tus labios, el tamaño de tus ojos y su color..para guardarte y después, en la noche solitaria, sacarte y disfrutar de esa sólida y casi tangible imagen que ya ha echado raíces en mi cabeza; vagar plácidamente, sin prisas, por tu recuerdo, y así, sentirte cerca, casi mío hasta la próxima y feliz ocasión en que pueda volver a mirarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario